miércoles, 1 de agosto de 2012

Rentabilidad de Invertir en Bolsa


La rentabilidad de una inversión en bolsa viene dada por la suma de tres conceptos:

1) El dividendo que perciben los accionistas como consecuencia de los beneficios generados por la sociedad.

2) El valor de los derechos de suscripción preferente, en el caso de la venta de dichos derechos, como consecuencia de una ampliación de capital. En este apartado puede incluirse también la venta de «warrants» u opciones concedidos al accionista en determinados casos.

3) La plusvalía por la venta de valores, que es la diferencia entre el precio de adquisición y el precio de venta; esta suma debe analizarse comparándola con la inversión realizada, lo que nos da, para un periodo de un  año en que se perciben todos los ingresos, la rentabilidad nominal alcanzada. Esta es una formulación sencilla que trata de determinar simplemente el beneficio obtenido por la diferencia entre lo que he invertido y lo que he recibido por mi inversión en un periodo concreto, así como el porcentaje de rentabilidad que he alcanzado, poniendo en relación la inversión, la desinversión y los beneficios obtenidos.

Pero desde un punto de vista financiero sería preciso tener en cuenta los plazos en que se producen los ingresos y, con la utilización de métodos de actualización, homogeneizar la valoración de las cantidades del valor capital, la tasa de retorno, etc.

La evolución del nivel de rendimiento de una acción depende de la evolución de los beneficios distribuidos por la empresa emisora de los valores y de las variaciones de las cotizaciones, el incremento del importe pagado por dividendos y el alza de las cotizaciones proporcionarán mayor rentabilidad a nuestra inversión.

Pero a la hora de determinar las plusvalías de una inversión, hay que incluir los gastos asociados que ésta supone, en estos se incluyen los derivados de las comisiones, tasas de corretaje, canon de bolsa, etc.

La bolsa proporciona la liquidez que precisan los valores negociables, pero dentro de éstos, hay unos más líquidos que otros, la liquidez de una inversión es la posibilidad de recuperar fácilmente el dinero invertido en caso de una necesidad del inversor.

Esa posibilidad se concreta en la venta rápida y a un precio adecuado de las acciones adquiridas, los valores más líquidos son más seguros que los ilíquidos, porque permiten al inversor deshacerse de su posición con rapidez. 

En las bolsas, los valores más negociados y, por tanto, los más líquidos, son los «blue chips», que es la denominación anglosajona que se aplica a estos valores.

Indicadores útiles para medir la liquidez de un valor son la frecuencia de contratación y el volumen negociado:

El índice de frecuencia 

Es la relación existente entre el número de sesiones en que se ha negociado un valor y el número de sesiones que se han celebrado, un valor con poca frecuencia es un valor poco negociado y entraña un gran riesgo: imaginemos que un inversor quiere vender el valor un día; es altamente probable que no encuentre contrapartida, que se quede atrapado en ese valor, algo muy grave si se da la circunstancia de que necesita el dinero para algo urgente.

El índice de volumen de contratación 

Proporciona la relación porcentual existente entre el volumen nominal contratado en bolsa y el capital social admitido a contratación en el mercado, este es un indicador de rotación del capital que cotiza en bolsa, un valor con alto nivel de rotación es un valor consolidado en el mercado, que suscita apetencias entre compradores y vendedores en el mercado, es un valor realizable y liquidable con facilidad, el plazo es un factor muy importante en las inversiones bursátiles y también depende de la tipología del inversor.

Tipos de Inversionista

- El ahorrador sistemático en bolsa coloca su dinero a largo plazo, adquiere títulos de calidad y se sienta encima de su cartera a esperar. Se ha demostrado estadísticamente que este tipo de inversor a largo plazo en acciones alcanza rentabilidades superiores a la de otras alternativas de inversión.

- El especulador nato realiza inversiones a muy corto plazo, entra y sale en valores según sus propios análisis técnicos.

Entre los dos extremos, existen inversores que responden al elemento temporal de las inversiones desde diversas alternativas; hay quien invierte a corto plazo porque tiene unas disponibilidades líquidas ociosas durante un periodo corto, quien invierte a medio y largo plazo con el objetivo de alcanzar una rentabilidad mayor que la de otras inversiones, ó quien invierte en acciones como un proceso de diversificación y con un plazo de inversión indeterminado.

La inversión más rentable es la que se realiza con un horizonte temporal a largo plazo, lo habitual es que los inversores que apuestan por este tipo de estrategia optan por la compra de los grandes valores de la bolsa. 

Pero existen muchos ahorradores que prefieren apostar por el corto plazo, sobre todo cuando hay mucha volatilidad; pueden ganar mucho dinero, pero también perderlo. Pero este tipo de inversores a muy corto plazo han proliferado mucho últimamente gracias a la generalización de internet. Pero, normalmente, se trata de inversores a los que les gusta mucho asumir riesgos.