sábado, 29 de marzo de 2014

Teoria del Mercado Eficiente

La hipótesis de los mercados eficientes emergió como una promisoria teoría a mediados de 1960, en 1965 Eugene Fama publicó su disertación sobre la hipótesis del paseo aleatorio y Samuelson publicó una versión de la hipótesis de los mercados eficientes.

Desarrollada por el profesor Eugene Fama de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, en 1970 Fama publicó un documento donde se refería tanto a la teoría como a la evidencia de la hipótesis, el documento complementaba la teoría dándole un enfoque más completo y refinado, incluyendo las definiciones de tres formas de eficiencia de mercado: Débil, Semi-fuerte y Fuerte.

Se denomina mercado eficiente al mercado en que sus precios reflejan toda la información relevante disponible y el ajuste a la nueva información es instantáneo, esta teoría fue además respaldada en 1978 por los economistas Michael Jensen, Lars Peter Hansen, Robert J. Schiller, Ricardo French y Burton G. Malkiel.

Esta hipótesis fue ampliamente aceptada hasta la década de 1990, cuando surgieron los economistas de las finanzas conductuales, de acuerdo a la hipótesis de los mercados eficientes las acciones siempre se tranzan en su valor justo, haciendo imposible que los inversionistas compren acciones subvaloradas ó vendan acciones con precios inflados, por lo que sería imposible ganarle al mercado a través de alguna estrategia de selección de acciones como el análisis técnico, y la única forma en la que un inversionista puede obtener mayores rendimientos es mediante la compra de las acciones que presenten un mayor nivel de riesgo.

La hipótesis de los mercados eficientes afirma que los mercados financieros son eficientes en relación a la información que manejan, esto quiere decir que los precios de los activos (acciones) ya tienen interiorizada toda información. 

Afirma que es imposible superar consistentemente al mercado mediante el uso de cualquier información que el mercado ya conoce, la información se refiere a cualquier noticia que pueda determinar el precio de las acciones es aleatoria (random walk) y que no es posible conocerlo por adelantado.
 
Más allá de la maximización de la utilidad, la hipótesis de los mercados eficientes requiere que los inversores tengan expectativas racionales y cuando aparezca una nueva información los inversionistas actualicen de forma adecuada sus expectativas.
 
La teoría de la eficiencia de los mercados permite que cuando los inversionistas se enfrentan con nueva información, algunos inversionistas pueden sobre reaccionar y otros pueden sub reaccionar. 

Requiere que las reacciones de los inversionistas sean aleatorias y sigan un patrón de distribución normal, de tal forma que el efecto neto sobre los precios de mercado no puedan ser explotados para realizar ganancias anormales, especialmente al considerar los costos de transacción.

Afirma que los precios que rigen en los mercados descuentan automáticamente toda nueva información que llega al mercado y que pueda repercutir en los mismos, por lo tanto, un mercado eficiente ha de ser ineludiblemente un mercado competitivo, puesto que la competencia entre los diferentes inversores propiciará que toda la información que pueda afectar al valor intrínseco de un valor se refleje de forma inmediata en su precio.

Según esta teoría, y circunscribiéndose al mercado de valores, las cotizaciones bursátiles siguen un comportamiento idéntico al de un paseo aleatorio (Random Walk), expresión utilizada para referirse a los procesos en los cuales los sucesivos cambios son estadísticamente independientes y la correlación serial es cero. 

En un proceso aleatorio no existe un modelo discernible de avance ó progreso, y el tamaño ó la dirección del siguiente paso no pueden ser predichos a partir del estudio de los pasos anteriores.

La principal implicación de dicha teoría sería que las cotizaciones pasadas de un título, el precio de un activo financiero en general, no ofrecen ninguna información útil de cara a predecir la evolución futura de las mismas, de forma que no es posible realizar predicciones sobre su futura evolución ni obtener consistentemente rendimientos superiores a los del índice del mercado mediante ningún método de selección ó gestión activa de carteras. 

De esta forma, el nivel de eficiencia de un mercado se define por la relación existente entre precios é información, por tanto, el grado de reflejo de la información en el precio de los activos proporcionará diferentes grados de eficiencia.
 
Si todos los títulos están perfectamente valorados, los inversores obtendrán un rendimiento sobre su inversión que será el apropiado para el nivel de riesgo asumido, sin importar cuáles sean los títulos adquiridos.
 
Es decir, en un mercado eficiente todos los títulos estarán perfectamente valorados, por lo que no existirán títulos sobre ó infravalorados. 

El precio de los activos negociados en los mercados financieros refleja, en esa situación, toda la información conocida por los miembros del mercado y todas las creencias de los inversores sobre el futuro.
 
Esta hipótesis implica que no es posible superar de forma consistente los resultados del mercado excepto a través de la suerte ó de la información privilegiada y que el tiempo, el dinero y el esfuerzo gastados en el análisis del valor intrínseco de los títulos será inútil. 

Sugiere también que el flujo futuro de noticias que determinará el precio de las acciones es aleatorio y que no es posible conocerlo por adelantado.

Es posible, por lo tanto que el mercado se comporte irracionalmente durante un largo período. Crash, burbujas y depresiones son compatibles con la hipótesis siempre que esta conducta no sea predecible.
 
Según esta teoría, en cualquier momento hay miles, incluso millones de personas en búsqueda de una pequeña información que les permita pronosticar con precisión los futuros precios de las acciones. 

Respondiendo a cualquier información que parezca útil, intentan comprar a precios bajos y vender a precios más altos, el resultado es que toda información disponible públicamente, utilizable para pronosticar los precios de las acciones, será tomada en cuenta por aquellos que tienen acceso a la información, conocimiento y capacidad de procesarla sin perder oportunidad de rentabilidad previsible. 

Debido a que son miles los individuos involucrados, este proceso ocurre con mucha rapidez; de hecho, existe la evidencia que toda la información que llega al mercado es incorporada completamente en los precios de las acciones en menos de un minuto desde su llegada.
 
Es por esta razón, que los precios de las acciones siguen una trayectoria incierta, es decir, el mejor pronóstico que existe para el precio de mañana es el precio de hoy. Esto es lo que se denomina "Teoría del paseo aleatorio". 

Lo único que puede predecirse acerca de la magnitud de eventuales cambios en los precios de las acciones, es que los grandes cambios no predecibles son menos frecuentes que los pequeños.
 
Según la teoría del paseo aleatorio, no existen tendencias predecibles en los precios de las acciones o títulos valores que puedan utilizarse para "enriquecerse rápidamente".
 
 En un plano teórico, los estudiosos de las finanzas distinguen en su contrastación empírica los siguientes niveles de eficiencia:
 
Hipótesis débil:   Sostiene la independencia estadística de los sucesivos cambios en los precios que se dan en un mercado, los precios reflejarían plenamente la información contenida en las cotizaciones pasadas y, por tanto, analizando las pautas seguidas por dichas cotizaciones no se podría derivar ninguna regla que permitiese obtener beneficios extraordinarios en el futuro. 

Según esta hipótesis, es imposible obtener sistemáticamente un beneficio superior al del índice del mercado utilizando la información pasada proporcionada por el propio mercado para predecir la evolución futura del mismo, por tanto, el análisis técnico en la predicción de cotizaciones bursátiles no sería de utilidad como medio de predicción de la futura evolución de las empresas.
 
Hipótesis media ó semifuerte:    Sostiene que las cotizaciones de las acciones reflejan, no sólo los datos históricos, sino también toda información pública disponible que afecte al valor intrínseco de dichas acciones. 

Según esta hipótesis, no es posible predecir en ningún caso la futura evolución de las cotizaciones bursátiles ni obtener un beneficio extraordinario, mayor que el del mercado, mediante el análisis de los estados contables ú otra información financiera disponible sobre las empresas. 

Por tanto, según esta versión, ni el análisis técnico ni el análisis fundamental servirían para realizar predicciones sobre la evolución futura del precio de los activos financieros.
 
Hipótesis fuerte:    Sostiene que todo tipo de información, pública ó privada, se refleja plenamente en los precios de un mercado. Por tanto, según esta tercera versión, ni siquiera es posible obtener sistemáticamente un beneficio superior al del mercado mediante la utilización de información privilegiada, puesto que ésta no existiría.
 
La consecuencia más directa de la Hipótesis del Mercado Eficiente resulta ser la actitud de pasividad activa por parte de inversores y gestores de inversión: como se da por hecho que no se pueden anticipar las variaciones en los precios del mercado, y tampoco los tipos de interés ó cualquier otra variable que afecte a la cartera, la solución adoptada mayoritariamente consiste en intentar asegurar unos rendimiento iguales como mínimo a los que ofrece la media del mercado.

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