La teoría de la opinión contraria considera, que cuando la mayoría de los intervinientes tienen la misma opinión sobre el futuro comportamiento del mercado, la probabilidad de que se mueva en sentido contrario al esperado por la masa es muy elevada.
Los inversores que emplean esta teoría son los llamados “contrarians”, es decir, inversores que van a contracorriente de las tendencias y su objetivo es buscar un suelo de mercado donde presumiblemente encontrarían un rebote y un cambio de tendencia para el medio/largo plazo.
Es una estrategia muy habitual de grandes fondos de inversión internacional, pero también de inversores individuales de reconocido prestigio, lo dice el gran maestro Warren Buffett, también denominado el Oráculo de Omaha en una de las frases que han pasado a la historia de la bolsa: "Sea temeroso cuando otros sean codiciosos y sea codicioso cuando otros tengan miedo".
Probablemente esta filosofía le vaya como anillo al dedo por su estilo de inversión a Warren Buffet, el sigue una estrategia de larguísimo plazo con empresas con sólidos fundamentales y una marca consolidada.
Y es que parece ser que la estrategia de la opinión contraria sólo podría ser adecuada para perfiles que compran las acciones cuando el mercado se encuentra en una enorme sobreventa y son capaces de esperar lo que haga falta hasta encontrar un rebote que les haga llegar a su objetivo.
La razón es muy sencilla, si la masa piensa que la Bolsa va a subir, lo más probable es que la mayoría de las personas hayan comprado ya y, por lo tanto quedara menos dinero para realizar nuevas compras.
Igualmente sucede pero en sentido contrario, cuando la opinión de la masa es bajista, en este caso si la gran mayoría cree que la Bolsa va a bajar, probablemente habrán vendido ya y lógicamente quedara menos papel por salir del mercado.
El objetivo de los seguidores de la Teoría de la Opinión Contraria es detectar aquellos momentos en los que el sentimiento de los inversores alcanza valores extremos dentro de una tendencia.
Tratan de cuantificar el sentimiento de la masa, y buscan sus valores extremos porque suelen anticipar el posible punto de giro, ó el inicio de pautas correctivas dentro de la tendencia dominante.
Para cuantificar el sentimiento de los inversores se toma en cuenta, entre otros instrumentos las encuestas realizadas entre gestores de fondos, entre analistas independientes ó entre inversores particulares, calculan el ratio “put/call”, observan la evolución de la volatilidad de los índices bursátiles más seguidos (S&P 500, NASDAQ 100, DAX-Xetra), prestan atención a los titulares de los periódicos ó a la información de las cadenas de televison financieras.
Supongamos que la tendencia de un índice bursátil fuese alcista, y que en un momento determinado se registrase un elevado nivel de confianza, entonces lo más probable es que el índice se encuentre cerca de la parte superior del canal alcista.
Como la tendencia es alcista, deberíamos considerar que lo más probable es que, tras alcanzar un elevado consenso alcista, se produzca un retroceso ó un movimiento lateral que lleve al precio a la base del canal, sin prejuicio de que, una vez que concluya esa fase correctiva, lo más probable es que despliegue una nueva onda al alza puesto que se encuentra dentro de una tendencia alcista, por esa razón, deberíamos evitar adoptar posiciones largas en momentos de optimismo extremo.
Si la tendencia fuese alcista pero existiera un elevado pesimismo, el precio probablemente se encontraría cerca de la parte inferior del canal alcista, sería el lugar adecuado para buscar el momento de incorporarnos a la tendencia alcista (adoptar posiciones largas), siempre y cuando, nuestro sistema de especulación nos proporcione la señal correspondiente.
Si la tendencia de la Bolsa fuese bajista, deberíamos aprovechar aquellos momentos en los que tras un rebote, los inversores se muestran confiados en la continuidad del tramo al alza para adoptar posiciones cortas.
En el movimiento del precio, los sentimientos de miles de personas se agrupan formando una enorme corriente psicológica que hace mover los mercados, los gráficos recogen la evolución del precio y es en definitiva la representación de la psicología de la masa que interviene en el mercado.
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