El análisis técnico se basa en la
premisa de que el mercado proporciona la mejor información sobre su evolución
futura y la de los títulos que lo integran. Porque, normalmente, cuando el
mercado es alcista, todas las acciones suben, sin que el análisis fundamental pueda
explicar frecuentemente la razón. Y cuando es bajista sucede lo contrario.
La ventaja que tiene el análisis
técnico respecto a cualquier otro es que, para aplicarlo, no es necesario tener
conocimientos profundos de ningún mercado. De hecho, el análisis técnico surgió
cuando las empresas no tenían la obligación de presentar sus cuentas y los
inversores necesitaban algún método para invertir.
Con el análisis técnico se pueden
analizar todo tipo de activos que se negocien en mercados que faciliten datos
de la evolución y contratación de valores.
El análisis técnico se ha
definido como la ciencia que se ocupa de registrar, normalmente en forma de
gráficos, la historia real de las transacciones, cotizaciones, volúmenes de
contratación, etc., para un cierto valor o índice.
La filosofía que subyace en todo
esto es que los precios se mueven por tendencias. Por tanto, el objetivo del
análisis técnico es identificar esas tendencias para operar en su sentido,
reconocer tempranamente su agotamiento para deshacer las posiciones abiertas y,
si es posible, tomar las contrarias.
Otra de las premisas en las que
se basa este análisis consiste en que los procesos históricos tienden a
repetirse y las cotizaciones siguen unas tendencias que se mantienen a lo largo
del tiempo.
Su origen se remonta a la Teoría
del Dow, según la que existen tres movimientos simultáneos en el mercado de
valores:
1) Primario o a largo plazo:
tendencias al alza o a la baja a largo plazo que pueden durar uno o dos años.
2) Secundario: desviaciones de la
tendencia primaria de una duración entre tres semanas y tres meses.
3) Diarios: las fluctuaciones que
se producen diariamente en las cotizaciones bursátiles.
La bolsa está en un proceso
descendente cuando después de una corrección el nivel de las cotizaciones
desciende con relación al mínimo precio establecido anteriormente. A la
inversa, estará en una fase ascendente cuando después de cada movimiento de corrección,
el nivel de cotizaciones esté por encima el máximo alcanzado con anterioridad.
El cambio en la tendencia se
producirá cuando después de una serie de movimientos del mismo (ascendentes o
descendentes) se comprueba que no se sobrepasan los niveles de precios (máximos
o mínimos) alcanzados anteriormente.
Eso nos lleva a hablar de los
conceptos básicos del análisis técnico: resistencia y soporte. La resistencia
es el límite superior al que tiende un movimiento alcista. Una vez alcanzado
ese límite, se suele producir un cambio de tendencia a la baja. El nivel de soporte
o de apoyo es el límite inferior al que tienden los precios en una fase bajista.
Cuando se llega a ese límite, hay posibilidades de un cambio de tendencia al
alza.
La aparición de nuevas tendencias
se anuncia por la perforación o traspaso de esos niveles. Cuando existe un
cambio en la tendencia alcista hacia una bajista, se denomina zona de
distribución, pues los deseos de venta dominan. A la inversa, se llama zona de acumulación
cuando se pasa de una tendencia bajista a una alcista y los inversores compran
y acumulan valores.
Los analistas recomiendan comprar
en los soportes y vender en las resistencias.
Pero los analistas han diseñado
también formaciones gráficas definidas que han ayudado a detectar nuevas
tendencias en las cotizaciones bursátiles, además de las tendencias primaria,
secundaria y diaria.
a) Hombro-cabeza-hombro: es una
formación muy utilizada, que se caracteriza por la existencia de un corto periodo de tres máximos en la cotizacion, con el del centro de altura superior
a los demás. Se interpreta como el final de una fase alcista y origen de una
tendencia claramente bajista.
Si el gráfico se da invertido, el
cambio de tendencia pasaría de bajista a alcista.
Una característica importante a
vigilar es el comportamiento del volumen durante la formación de la figura: si
se incrementa mucho en la formación ascendente del hombro izquierdo, disminuye
en su descenso, pero vuelve a aumentar a niveles similares o un poco inferiores
en la formación ascendente de la cabeza, para disminuir de nuevo y crecer muy
poco en la formación del hombro derecho.
Esta formación permite medir la
distancia que recorrerán los precios después de la confirmación de la figura,
trazando primero una línea desde el cuello hasta el máximo de la cabeza, para
luego tomar esa misma distancia para proyectarla desde la rotura de la línea de
cuello en la dirección de los precios.
Muy útil, entonces, para tomar
decisiones de inversión: se sabe en qué momento pasa a alcista o a bajista la
tendencia y el recorrido al alza o a la baja que tendrán las acciones.
b) Dobles y triples suelos y
techos: los techos y suelos son los máximos y mínimos de las cotizaciones de un
valor en donde se manifiestan cambios de tendencia de las cotizaciones. Se
suelen dar cuando los participantes en el mercado pierden la confianza en la
tendencia, porque el nivel de precios conseguido anteriormente no se puede superar.
La descripción de esta figura se
puede traducir como dos o tres contactos diferenciados a un mismo nivel de
precios, seguidos de una ruptura de un nivel intermedio en la dirección
opuesta. Además, debe haber una clara separación, como mínimo de un mes, entre
los intentos aislados de superar el techo o el suelo.
c) Soperas, tazones, platillos o
suelos y techos redondeados. Estas formaciones de vuelta se encuentran
normalmente en lo suelos.
Tienen la dificultad de que no se
conoce cuándo finaliza su formación.
Tampoco presenta unos objetivos
de precio fácilmente determinables.
Cuando se presenta un suelo
redondeado y éste concluye, la reacción siguiente suele ser el comienzo de una
tendencia alcista primaria de recorrido bastante largo.
Una de las características de
esta figura es que el volumen presenta el mismo aspecto que la formación de
precios: decrece paulatinamente, durante un periodo largo de tiempo, donde
apenas se negocian títulos, poco a poco se van incrementando en el lado derecho,
hasta que un incremento en el volumen corresponde con una fuga de precio.
Una vez confirmada la figura, lo
que conviene es tomar posiciones alcistas en el valor.
d) Triángulos con bordes de
fluctuaciones que forman una figura triangular. Cuando el triángulo se cierra,
cabe esperar una tendencia definida y persistente al alza o a la baja, según el
vértice del triángulo apunte hacia arriba o hacia abajo.
e) Banderas como señal de una
tendencia alcista: en un mercado que registra una subida muy fuerte, hay una
importante presión del dinero: su entrada es la que provoca la subida. Pero
también puede provocar bajadas: los inversores que primero han entrado quieren
recoger beneficios vendiendo los títulos. Ello provocará una parada en el mercado:
los precios pueden descender durante un periodo hasta que se produzca un nuevo
repunte. Se trata de un movimiento que se asemeja a una bandera ondeando.
Los gráficos constituyen uno de
los instrumentos básicos para predecir las oscilaciones de los precios
bursátiles. Tratan de adivinar los cambios de tendencia y de anticiparse a esos
cambios. Los más utilizados son:
a) Gráfico ordinario o lineal:
los gráficos lineales se confeccionan a partir de dos ejes de coordenadas. En
las ordenadas se relacionan las cotizaciones y en las abscisas el tiempo. El
tiempo puede referirse a días, semanas e incluso meses. Se trata simplemente de
visualizar la evolución de un mercado o valor a lo largo del tiempo.
Normalmente se utilizan escalas de precios aritméticas pero, en ocasiones, se
utilizan también escalas semilogarítmicas.
b) Gráfico de barras: estos
gráficos se confeccionan teniendo en cuenta las cotizaciones más elevadas y más
bajas que se producen en cada sesión. Para cada sesión se traza una línea
vertical que indica la cotización más alta y la más baja y la de cierre. Con
ello, el gráfico presenta la evolución del título a partir de una serie de
barras. Además, se suele incluir el volumen de contratación.
c) Gráfico de punto y figura: se
realiza sobre la base de las cotizaciones de cierre del valor o del mercado. En
el eje vertical se colocan las cotizaciones y en el horizontal se ven los
cambios de tendencia manifestadas por las subidas y bajadas de los precios de los
valores.
Cuando se produce una subida de
precio relevante (un 3 por ciento, como mínimo), se anota una equis (X) y
cuando hay una bajada de precio de esa dimensión, se dibuja un cero (0). Así se
van dibujando equis y ceros hasta formar una figura determinada a partir de la
que los analistas son capaces de detectar un cambio de tendencia, líneas de soporte
y resistencia...
d) «Candlesticks» o gráficos de
velas japonesas: se remonta a la época en donde se negociaba el precio del arroz en el antiguo Japón, los cambios de precios se representan con rectángulos a modo de cirios
vacíos o llenos en cuyos extremos existen unos bastoncillos. La altura del
cirio corresponde a la distancia entre el precio más alto y más bajo el periodo
considerado. El rectángulo o cirio se forma por la diferencia entre el precio
de cierre y el de apertura de tal modo que, si el precio de cierre es superior
al de apertura, éste es la base del rectángulo y el de cierre, su altura. En
este caso, el rectángulo está vacío. En el caso contrario, en que el precio de
cierre es inferior al de apertura, el rectángulo estará lleno. Un rectángulo o
cirio vacío indica una tendencia al alza y lleno una tendencia a la baja;
cuanto más largo sea el cirio o rectángulo, indica más solidez en la tendencia.
La sucesión de rectángulos o cirios llenos y vacíos anuncia también cambios en
la tendencia.
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