Los inversores con poca
experiencia, o que recién se inician en el mundo de las inversiones, se
enfrentan ante diversas adversidades que pueden conllevar serios riesgos en la
inversión, o peor aún esfumar el capital patrimonial o destinado a la
inversión.
Muchas de estas
situaciones se suceden como resultado de una serie de errores comunes al
invertir. Si bien podemos mencionar varios errores habituales en los primeros
pasos de los inversores, hay uno que curiosamente se dá en casi cualquier
situación de la vida diaria y no solo en el mundo de las finanzas.
Este error o problema,
es el de no tener objetivos definidos previamente antes de invertir nuestro
dinero. Es decir, muchos inversores realizan operaciones financieras basados en
datos (o no) de forma espontánea, sin haber planificado previamente su cartera
de inversión y haber establecido objetivos de la cartera.
La decisión de invertir
es un proceso complejo que debe superar el simple análisis de ver un activo
financiero a buen precio y comprarlo con la expectativa de luego venderlo. No
siempre esto ocurrirá y mucho menos siempre nos convendrá vender la acción o
activo financiero.
Definir los objetivos
de la inversión van de la mano con el plazo u horizonte de inversión. Si
nuestro horizonte es el corto plazo, entonces nuestros objetivos serán a corto
plazo también. Esto es, que al realizar una inversión deberíamos buscar un
activo que reúna ciertas condiciones tanto en la actualidad como en el corto
plazo. Mientras que nuestro horizonte de inversión sea más a largo plazo,
nuestros objetivos podrán ser más ostentos y con lo cual asumir mayores
riesgos.
El fin de la inversión
es otro factor clave, ya que no es lo mismo ahorrar para el momento de la
jubilación que para comprarse un coche. Aunque claro cada factor se ve enlazado
entre sí (perfil inversor, fin y tiempo de la inversión).
El perfil de inversión
de cada uno afecta también al proceso de decisión, influyendo de forma real en
las acciones que se darán al momento de concretar la inversión.
Por último resta
encontrar el producto financiero o la vía de inversión que mejor satisfaga al
cumplimiento de nuestro objetivo. Según lo anterior para un objetivo de corto
plazo cuyo fin sea el de cubrir los gastos de las vacaciones, un depósito
bancario puede ser suficiente.
Mientras que si queremos ahorrar para comprarnos
un coche nuevo, un depósito combinado a mediano plazo surge como una
alternativa más apropiada.
Antes de invertir es
importante adquirir el conocimiento necesario y experiencia para poder planificar
nuestra cartera de inversión, en cuyo proceso no nos puede faltar definir
claramente cuales son los objetivos de la inversión.
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